Hace poco me encontré con el libro Cómo ganar discusiones, de Pablo da Silveira, que analiza la forma en que discutimos desde la perspectiva de la teoría de la argumentación. Esta teoría se interesa por la construcción de buenos razonamientos y por la forma en que impactan en el auditorio. El libro es excelente y brinda ejemplos concretos de cada caso lógico que analiza.
Me interesó la claridad con que plantea la cuestión desde la introducción. Dice así:
"Ganar una discusión no es lo mismo que tener razón ni perderla es sinónimo de estar equivocado. Con mucha frecuencia, el que consigue imponerse en un debate es simplemente el más habilidoso, el más experimentado o el que tiene una personalidad más avasallante (….) De todas maneras, debatir es el mejor método del que disponemos para aclararnos las ideas y para descubrir nuestros propios errores. Es además, una manera de incorporar puntos de vista diferentes, de considerar posibilidades que no se nos habían ocurrido, de beneficiarnos de lo que aprendieron otros.
Argumentar es una de las actividades típicas de lo que solemos denominar una sociedad democrática. Se argumenta en la política (…), en los negocios (…), entre empleados y patrones (…), se argumenta cuando se hace publicidad. (…)Sólo en una sociedad donde se aplica la ley del más fuerte no hay necesidad de argumentar o al menos todo se reduce a un único y repetido argumento que consiste en decir: Esto se hace así porque lo digo yo, y yo estoy en condiciones de imponer mi voluntad."
Aprender a desarrollar argumentos con una sólida base lógica y con un fuerte impacto en el interlocutor se convierte casi en un imperativo si lo que queremos es formar líneas de opinión certeras y tomar decisiones con buenas perspectivas de éxito.
Cómo ganar discusiones (o al menos cómo evitar perderlas)
Pablo da Silveira
Taurus, Buenos Aires, 2004
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