Hace poco estuve releyendo “Metáforas en uso” un libro que reúne artículos de investigadores de la UBA en torno a la función de la metáfora en distintos discursos sociales. Es un libro muy interesante. Analiza el tema desde las teorías clásicas de la argumentación y a la vez presenta casos de investigación de campo.
En el artículo que abre el libro, La perspectiva retórica, Mariana di Stefano explica varios autores y arranca por Aristóteles. Dice:
“Para Aristóteles, las metáforas facilitan la persuasión a partir de un doble efecto: por un lado la impresión de que el discurso es natural, porque todos hablan con metáforas, y lo natural es verosímil; y por otro, el asombro, dado que el discurso resulta ingenioso.
Para que resulte, es necesario que la metáfora sea apropiada, o sea que se comprenda rápidamente, cosa que no logran ni las metáforas oscuras (porque son incomprensibles), ni las banales (porque son demasiado obvias)”
En el artículo que abre el libro, La perspectiva retórica, Mariana di Stefano explica varios autores y arranca por Aristóteles. Dice:
“Para Aristóteles, las metáforas facilitan la persuasión a partir de un doble efecto: por un lado la impresión de que el discurso es natural, porque todos hablan con metáforas, y lo natural es verosímil; y por otro, el asombro, dado que el discurso resulta ingenioso.
Para que resulte, es necesario que la metáfora sea apropiada, o sea que se comprenda rápidamente, cosa que no logran ni las metáforas oscuras (porque son incomprensibles), ni las banales (porque son demasiado obvias)”
Tal como señalan los lingüistas, nuestro lenguaje cotidiano está lleno de metáforas: futboleras: (“me quedé en offside”, “esto es un golazo”, “hay que ponerse la camiseta”) médicas (“esto es cirugía mayor”) o de la robótica (“ponete media pila”), entre otras. También los refranes populares, por supuesto, generan sentido metafóricamente (“el diablo sabe por diablo pero más sabe por viejo” o “camarón que se duerme se lo lleva la corriente”).
Entonces, si producimos y usamos lenguaje metafórico, ¿por qué no incorporarlo a las presentaciones o discursos que elaboramos? Puede ser un ejercicio difícil pero a la vez muy productivo. Como señala Aristóteles, cuando lo verosímil se asocia con lo ingenioso el resultado es totalmente convincente.
Entonces, si producimos y usamos lenguaje metafórico, ¿por qué no incorporarlo a las presentaciones o discursos que elaboramos? Puede ser un ejercicio difícil pero a la vez muy productivo. Como señala Aristóteles, cuando lo verosímil se asocia con lo ingenioso el resultado es totalmente convincente.
Metáforas en uso
Mariana di Stefano (coordinadora)
Editorial Biblos, Buenos Aires, 2006
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